Nuestra vida secreta.

En este momento...
Ebrio en casa
Fecha y hora: Domingo 2 de marzo, 3:00Hrs.
Estado de ánimo: No recuerdo.
Canción: Nothing but you-Paul Van Dyk
Clima: Madrugada un tanto fría.

Te fui a visitar y ya no estabas, con llanto en los ojos tu madre me dijo que te habías marchado a un lugar distante, un sitio frio de silencio y serenidad, me sugirió no buscarte más, aunque te encontrara ya no serias la persona que un día conocí, tocando mi hombro dijo que no fue mi culpa, no estoy obligado a aceptarlo, sólo por hoy creeré en ella, sin embargo también creeré que viajaste en un asiento de primera, de paisajes sublimes y con un acompañante de exquisito perfume y charla inacabable.

Hace varios días soñé contigo, al despertar de madrugada mire debajo de la cama y ahí estabas con la mirada triste de la ultima vez que te vi, me incomoda un poco que coloques pesadillas debajo de mi almohada, no obstante te narre un cuento amargo hasta el amanecer para que pudieras conciliar el sueño, sé que te es difícil descansar con la pegostiosidad de la sangre cuajada.

Aquel día que caminaba ebrio por la calle en medio de la oscuridad sabia que ibas detrás de mí recogiendo las colillas que tiraba al piso mojado, y no, no estaba llorando era sólo la fría lluvia que caía en mi rostro, aunque deseaba que me alcanzaras no pude acortar el paso ni mirar hacia atrás, si te quiero pero debes de entender que no es bueno andar caminando por ahí con las piernas rotas.

Finalmente decidí visitarte por insistencia de un amigo, me dijo que lo hiciera que era bueno para mí, que debía hacer las pases con el pasado, también me dijo que no era mi culpa, me acompaño hasta la gran reja y señalo el lugar con el dedo, le pedí que me acompañara pero sugirió que debía hacerlo solo, llegue donde estaba escrito tu nombre con letras doradas y una corta idea que en verdad logro conmoverme, pero tu no estabas.

Después de un par de años regreso a casa, mientras escribo y tomo un poco de whisky, escucho tu respiración intrincada y te vuelvo hallar debajo de la cama, no deseo que te marches, aunque asi lo deseen todos inclusive tú misma, todo esta bien como esta ahora, sólo seré discreto y no hablare más de ti, no quiero regresar a las charlas agobiantes que me hacen llorar, tampoco deseo los medicamentos somnolientos que destrozan mi estomago.

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