Generación depresiva.

La fiesta termino, los vasos desechables y envases rotos se aglutinan sobre el piso gris de lo que fue, en la calle la madrugada fría y silenciosa se desgarra al paso del automóvil a velocidad falaz, el ruido exagerado de la música, de la canción que nadie sabe cantar pero todos intentan hacerlo, necesitamos vivir a prisa y sin contemplación, eso es lo que nos han enseñado sin querer, en esta fugaz vida de cuantiosa información... ¿Quién tiene tiempo para memorizar la canción más allá del ritmo?, ¿Quién tiene la intención de mirar el maldito velocímetro del auto?

¿Qué importa el mañana? En el mejor de los casos tendremos una casa que se pague en veinte años, un auto con letras vencidas, una familia, un lustroso perro y quizá un par de amantes sin infecciones graves, un trabajo de ocho a seis y el domingo libre para jugar futbol e ir a la iglesia, pero si nos mata a todos el cáncer, el sida o la bomba atómica u otra, o todas, ¿Por qué no entendemos que cada cosa llegara cuando estemos aptos?, ¿nunca te haz hartado de tanta fiesta y alcohol, de tanto sexo casual que te deja vacio?, ¿no te cansas de no llegar a ningún lugar?

Todos deseamos ser blancos o con un bronceado perfecto tipo Paul Van Dyk, delgados, atractivos, exitosos, envidiables e imitar la muestra del estereotipo que este en turno como un marica emo que siempre dice que se mata pero nunca lo hace, un tonto y falso fresa, un aterciopelado y seudointelectual dark, un ignorante reguetonero que apenas sabe hablar, un desempleado punk o un violento cholo, se nos va la vida intentando imitar la muestra lo mejor posible con resultados irrisorios y bizarros, pero al final constantemente quedamos unidos de maneras discriminables, invariablemente los unos con los unos, los cinco con los cinco y los pendejos con los pendejos, ¿de donde soy?, ¿A dónde voy?

¿Por qué nos deprimimos?... por la blanca navidad, por el bendito/maldito amor, por la partida de un ser querido, porque la muerte cada vez esta más cerca de nosotros, por la desintegración familiar (que creo es más bien un acomodo de un nuevo modelo), por la frustración de poder hacer y no hacerlo, por buscar y no encontrar y porque somos una generación depresiva, no depresivos que se quedan en casa a llorar bajo las sabanas, hemos aprendido a ser prácticos y sonreír, a ser sociales sin dejar de ser solitarios, indiferentes hacia el dolor, inclusive al de nosotros mismos y sobre todo hemos aprendido hacer egoístas perfectos, sin remordimiento ni culpa, a tomar lo que deseamos sin temor a las consecuencias.

Regreso a casa borracho, caigo en la cama con la vista hacia el techo y veo los rostros cambiantes en su textura, no intentare charlar con ellos, estoy borracho no estúpido, sin embargo me recuerdan a tiempos que no viví pero pareciera que lo hice, apago la luz y fumo un cigarro antes de dormir, creo que lo tengo todo, no veo razón para deprimirme una vez más, aunque sé que mañana encontrare algún pretexto para hacerlo.

No soy perfecto, quizá un perfecto cretino y sociópata, de cualquier modo es mi blog y escribi esta entrada con la mejor intención, inclusive estoy feliz, y si, con la clásica felicidad casi malvada.

1 comentarios:

Anónimo | 23 de mayo de 2008, 1:17 p.m.

!Gracias Vidal¡ por pasar a saludar, muy chidos los escritos muy crudos, (depresivos)...y bueno espero que estes bien..))OlimPIa((

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