Despedida.

Como lo fue ayer, como lo es hoy o lo que sea mañana, el frágil transitar del reloj por el cuadrante, esperando que el segundero corra y el minutero camine, esperando la hora de partir, sin poder conciliar el sueño, las maletas echas, y los asfixiantes pendientes resueltos, existen tantas preguntas y suposiciones de donde estaré mañana, el boleto sobre el buró apretado debajo del celular, indica la hora, fecha y demás detalles simplones, tan insensible el mezquino trozo de papel, ya lo revise por largo rato y de ambos lados, no indica el clima local del arribo, ¡Quizá llueva y no este preparado!, tampoco da tips de cómo despedirse indoloramente, no expresa nada que no le convenga, es un maldito vulgar como tantos otros, yo sé que el viaje es solitario como cualquiera otro, sin nada extraornario, tan común que se hace fastidioso el camino.

Con lo que fui y lo que soy, despierto apendejado de madrugada, de camino a la ducha me despido de cada trozo de piso que toco con los pies, de la perilla de la puerta y las llaves de la regadera, del agua caliente que cae, de las fotos y objetos queridos que no entraron a la valija, terminado el aseo cotidiano es hora de vestir las mejores galas, las ropas mas excéntricas y raras, portar los colores que odio y que todos gustan, los vecinos de siempre, me verán salir y se extrañaran del atuendo, seguramente no les importe, pero sin duda, a lo largo del camino nadie sabrá que odio el color verde como mi camiseta, los pantalones entallados, y los zapatos cafés, nadie me conocerá, seré quien desee ser y a nadie le importara.

Deseo omitir las despedidas, todas son iguales, una vez que se vive una, se conocen todas, con sus diferencias, a veces el llanto se descarga antes o después del abrazo, los buenos deseos son diversos pero con idéntica intención, las palabras de afecto se dicen en voz baja y mirando a los ojos, el apretón de manos es intenso y duradero, la palmada en el hombro y los besos pueden variar.

Finalmente a bordo del transporte en movimiento, no hay mucho que hacer, mirar como el horizonte se pierde, como montañas pasan, como el tiempo camina a su antojo, solo resta pensar con que nuevas cosas tropezare, planear el siguiente viaje, siempre en movimiento, nunca callarme, nunca dejar de hacer, abandonando todo menos a mi mismo, huir por la madrugada en busca de vida, de excesos, de sensaciones y emociones. Hasta el día que este saciado o muy agotado para continuar... siempre habrá caminos y siempre habrá mas puertos.