Ella prometió persistir en primaveras agobiantes y tiempos de indecisión, guardo mis pesadillas bajo su almohada, cubrió su rostro con un flexible manto de lluvia, sabíamos que calladamente se marchitaba... a cada beso, a cada lágrima.
Aquella tarde nadie asumió el error, yo no puedo culparla, fue la costumbre, deseo y repetición. Aquel sublime y embustero Agosto, donde los contratos se desgarran y las palabras se olvidan.
Aquella tarde nadie asumió el error, yo no puedo culparla, fue la costumbre, deseo y repetición. Aquel sublime y embustero Agosto, donde los contratos se desgarran y las palabras se olvidan.
1 comentarios:
wow!! exelente atArdecer de AgOsto lleNA de nosTalgia e inSpiracion llena
de Promesas.. donde el DEceo y coStrumbre testigos donde toDo se olVIda ...
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